martes, 30 de abril de 2013

Ficha explicativa 2: LA CRUZ DE CARAVACA



FICHA EXPLICATIVA  Nº 2

                 La cruz de caravaca


           
A partir del siglo XVI se difunde en nuestra ciudad la devoción a la Cruz, apareciendo el culto en multitud de hornacinas callejeras, conventos, iglesias y hermandades que hicieron de Montilla un lugar de culto por la cruz de los más destacados de Andalucía, así aparece recogido por diversos historiadores dieciochescos.


            Dentro de esa piedad popular destaca la devoción montillana por la Cruz de Caravaca en la Edad Moderna, utilizada popularmente para ahuyentar rayos y tormentas, para la protección contra los malos espíritus y el mal de ojo, por eso se multiplicó su presencia en las casas y familias, de hecho son muchas las efigies antiguas las que encontramos repartidas por nuestra ciudad, Pero fue a partir de la llegada a Montilla del beato capuchino, Fray Diego de Cádiz, quien vino a predicar una novena a S. Francisco Solano cuando se difundió esa devoción todavía más; este beato era muy devoto de la Cruz de Caravaca y de la espiritualidad agustina, tal como podemos observar en distintas biografías sobre este personaje.



            En Montilla encontramos indicios de esta devoción a partir del hallazgo que realiza Francisco J. Jiménez Espejo, director del Museo Histórico de Montilla, de una inscripción en el fuste de una columna del claustro barroco del antiguo convento de San Agustín en la que podemos leer:


            Que hace alusión al portentoso milagro que la Cruz de Caravaca realizó, en Sevilla  en marzo de 1788, a una joven que aprendió a persignarse según le enseñó Fray Diego de Cádiz, y que consistía en hacerse la señal de la cruz según la forma de esta famosa cruz y que al hacerlo la libró de ser “deshonrada por un malvado joven”, según afirman los documentos. A partir de este hecho la devoción se difundió todavía más por Andalucía y es por este motivo el caso de la interesante inscripción de la columna de S. Agustín, por tanto, en la centenaria devoción en Montilla por la Cruz de Caravaca encontramos una revitalización con la presencia de Fray Diego de Cádiz, su contacto con los agustinos y el milagro de Sevilla de 1788 que se difundió por los pliegos de cordel y por tradición oral. Fray Diego de Cádiz dejó una profunda huella en Montilla que incluso se conserva un retrato en el Monasterio de Santa Clara.



            La Cruz de Caravaca lleva el nombre de la localidad de Caravaca en la región murciana, lugar de la aparición el 3 de mayo de 1232. Se compone de una cruz con dos travesaños, se conserva en la iglesia de la Santísima Cruz de la misma villa. Según la leyenda, la Cruz perteneció originalmente al primer patriarca de Jerusalén y fue llevada al castillo de Caravaca por dos ángeles, que han quedado reflejados en la iconografía de la misma. Según la tradición, a Caravaca llegó una remesa de cautivos cristianos y entre ellos un sacerdote; el rey almohade de Valencia y Murcia, Abuceyt, quería presenciar una misa, pero el sacerdote, Ginés Pérez, le dijo al rey que no podía celebrarla sin la presencia de una cruz, entonces, y según la leyenda, aparecieron dos ángeles portándola y depositándola en la villa de Caravaca, eso conllevó que Abuceyt y sus vasallos se convirtieran al cristianismo. La devoción a esta cruz se va expandiendo poco a poco por toda la península, teniendo en Montilla su episodio particular con la inscripción descubierta  en S. Agustín y que ha permanecido inédita hasta hoy.




Imagen procedente de:     Pliego de 1799 del Archivo Histórico Nacional (Madrid)

Ficha explicativa 1: EL JINETE IBÉRICO DE MONTILLA



FICHA EXPLICATIVA  Nº 1
El jinete ibérico de montilla

Esta excepcional pieza constituye un ejemplo de la gran riqueza patrimonial que atesora nuestro Museo Histórico. Procede de un hallazgo casual en el cerro Cocorrón que se adscribe a la presencia de un importante poblado ibérico en la zona, datado entre los siglos V y II a.C.

La civilización tartésica, ascendientes de los iberos en Andalucía, era el único pueblo que los griegos no consideraban bárbaros. El desarrollo del pueblo Ibero se produjo, en gran medida, gracias al contacto que tuvieron sus antepasados  con los fenicios, pueblo de comerciantes oriundos del Mediterráneo oriental que entablaron unas ricas relaciones mercantiles con los habitantes de la Península Ibérica, intercambiando sus variados y abundantes productos agrícolas por los minerales presentes en nuestra geografía, asimismo, aportaron sus técnicas de cerámica a torno, perfeccionando la tecnología del hierro, progresando la técnica de construir, vestir, el cultivo y las técnicas de orfebrería.


Gracias a todo lo anterior podemos conocer el desarrollo de los iberos; sus asentamientos disponían encima de cerros o colinas, rodeados de campos cultivados, formando una red de poblados protegidos por diferentes torres o fortificaciones, uno de estos poblados es el que se encuentra en el cerro del Castillo de Montilla; en la zona de costa intercambiaban sus productos con comerciantes griegos y cartagineses, estos poblados se organizaban a través de jefaturas. Los jefes de estas organizaciones pronto asimilaron las influencias orientales mientras que el pueblo llano las fue asimilando más poco a poco.



La pieza pertenece a uno de esos jefes de un poblado ibérico. Se trata de un jinete en bronce con una altura de 5,80 cm., y 48,30 gramos que lo podemos englobar en el grupo de los conocidos “signa equitum” o estandartes ibéricos tipo “Jinete de La Bastida”. Esta representación obedece al deseo de perdurar la memoria de un antepasado considerándolo como un héroe a caballo, esta idea nos indica la existencia de una élite aristocrática de carácter ecuestre y se colocaba sobre un bastón de madera revestido de una lámina metálica, por lo tanto aquí tenemos la vara de mando de un mandatario. La pieza plasma un hombre sobre un caballo con la representación de una falcata, es decir una espada corta, sobre su abdomen; al ser una representación de un antepasado se consideraba protector del clan familiar, por lo que la obra completa era una vara de mando y un signo de protección.


Nos son muy frecuentes los hallazgos de estas representaciones en la Península; además del jinete montillano destacamos los dos ejemplares encontrados en Espejo que en la actualidad se conservan en la Real Academia de la Historia de Madrid, el jinete del Museo de Cuenca, el “Jinete de Saint Germain” en Francia o el famoso “Jinete de la Bastida” de Valencia. Todos ellos tienen unas características estilísticas similares donde se aprecian las influencias griegas y que conforman un conjunto de gran interés para el conocimiento de la cultura ibera.


            [i]





[i] Figuras procedentes del articulo de Alberto J. Lorrio (2006): “Un nuevo estandarte ibérico procedente de Montilla (Córdoba)”.Boletin Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba,7, págs.167-173.

lunes, 29 de abril de 2013

Fichas explicativas



         Con periodicidad variable se edita desde el Museo Histórico Local de Montilla unas Fichas explicativas de diferentes piezas conservadas entre los fondos del Museo:
En Marzo de 1994 se inaugura el Museo Histórico Local como una apuesta del Ayuntamiento de Montilla y con el inestimable trabajo de la Asociación de Arqueología “Agrópolis”, este proyecto se comienza con la firme intención de proteger y conservar el amplio y rico Patrimonio Cultural de nuestra comarca y localidad, además de difundir, investigar y catalogar los fondos arqueológicos depositados en sus vitrinas y almacenes. En el año 1997 este Museo, fue incluido en el Registro de Museos de Andalucía, conformando hoy un elemento fundamental de la cultura montillana.
Dentro de nuestro interés divulgativo y didáctico, presentamos una serie de fichas explicativas para ir conociendo individualmente y en profundidad sus piezas más relevantes. El origen de estas fichas no es otro que nuestro convencimiento de que para valorar nuestro patrimonio hay que conocerlo. Con ellas no pretendemos divulgar fríos datos académicos, sino motivar con esta información a toda aquella persona para sentir más cercanos objetos y costumbres que hasta ahora no sienten vinculados a si mismos, hoy somos producto de nuestra Historia y a través de ella comprendemos lo que en la actualidad somos y tenemos en nuestro entorno.
       Desde el Museo Histórico Local invitamos al público en general a mirar con atención, descubrir cada pieza expuesta en estas fichas y que cada trocito de la Historia que mostramos la sientan particularmente de cada uno.     
      

miércoles, 24 de abril de 2013

Pieza elegida del Museo Histórico Local

            El 24 de abril de 2013 la historiadora y profesora de Secundaria, Matilde Bugella Altamirano, desarrolló en el Museo Histórico Local de Montilla una conferencia incluida en la programación Pieza elegida del Museo Histórico Local. Bajo el título de La fragilidad del pasado. El ajuar romano en vidrio del Museo Histórico de Montilla, la historiadora expuso con detalle las características del vidrio en la época romana y los pormenores del ajuar funarario que se conserva en el Museo Histórico Local. 

         Como ha puesto de manifiesto la misma historiadora, las piezas estudiadas conforman un ajuar funerario romano en vidrio procedente de una sepultura de cremación hallada en un entorno rural al Noreste del casco urbano de la ciudad de Montilla. Excavaciones realizadas en las cercanías confirman la existencia de una villa romana, con la que se vincula una necrópolis de inhumación. El conjunto es excepcional tanto por el número de piezas que lo componen como por su buen estado de conservación. Similitudes con ajuares procedentes de otras necrópolis cordobesas permiten adscribirlo a época altoimperiaL, cronología aún pendiente del estudio tipológico de las piezas.

Una fotografía del ajuar que se conserva en el Museo Histórico Local: